miércoles, 5 de marzo de 2014

EL GRAN EMPACHO: "LA SEMANA DEL ARTE"

     Todos los que hemos asistido y querido estar en diez mil sitios a la vez en la semana por excelencia del Arte en la capital española, sabrán de que hablo. No me mal interpreten, a veces nos encanta devorar lo que más nos gusta, aún a sabiendas que después sufriremos de indigestión. 
Lo más curioso es que al día siguiente, incluso con la resaca por bandera, nos sigue apeteciendo volver a engullir el producto en cuestión. Y esto es aplicable, a comida, bebida o cualesquiera que sean nuestras debilidades. Incluso Arte.
     Es de cautos reposarlo, para poder apreciar sus matices, para saborear aquello que más nos gustó y dar un veredicto. Si es que lo hay.
     Ya casi recuperada de mi resaca post-ferial y con el reposo de rigor cumplido,  vuelvo a tener ansia devoradora de todo aquello que se  ponga por delante y  tenga regustillo a Arte o Cultura. 
     Dicho esto y con la digestión bien hecha, creo que hay cosas de este paseo por el paraíso para los Amantes del Arte Contemporáneo, que merecen ser contadas….Paseemos pues, por Art Madrid, Arco y Just Made 5

ARCO 
        
     Emocionante entrar al pabellón 7 de la Feria Arco. Aludo a la emoción, por no hablar también de curiosidad e incertidumbre e incluso miedo a que no me apasionara lo suficiente, o que por el contrario, quisiera quedarme con todo lo que allí había y llevármelo a casa.
    
      Dejando a un lado por un momento todo lo referente a obras y artistas, me sorprendieron los ríos de visitantes que inundaban el espacio, no sólo en número sino también en diversidad. Grupos de estudiantes, niños y ancianos, snobs, famosos, hipsters, curiosos, entendidos y entendidillos y entre ellos coleccionistas y potenciales compradores. 
     
     No me disgusto esta curiosa amalgama de visitantes, pensando en que el arte y la cultura deben democratizarse y que aunque muchos de los comentarios que escuchaba en off seguían siendo: “Esto lo hace mi sobrino de tres años”, me encantó ver como el público se enfrentaba a ese momento crítico en que uno se plantea: ¿Que es Arte? La pregunta en si es ya, de mucho más peso que cualquiera de las posibles respuestas.
     
     Caminar por los laberintos de Arco junto a otras personas que no provienen del mundo del Arte propiamente dicho resultó una buena experiencia para volver a verlo todo con ojos vírgenes, para volver a cuestionarte a través de su mirada las preguntas  que tantas veces antes habías revuelto.          Pero al final ocurre. Sucede lo que pasa cuando te enfrentas al Arte con mayúsculas, ese que emociona dando igual de donde procedas o lo que sepas y que consiguió emocionarnos en ocasiones ante las mismas obras. Es grandioso cuando no importa la formación o el adiestramiento del ojo, cuando las sensaciones simplemente flotan y pueden ser percibidas por cualquier hombre de a pie. Es la magia del arte para todos, más difícil de lograr incluso cuando hablamos de Arte Contemporáneo. Y todo eso es extrapolable a obras y artistas de cada una de las ferias que visité.
     
     Tras esa primera toma de contacto, pronto puede mimetizarme entre la multitud y disfrutar de obras como esta, que llegan a conectar con algo cercano a la agorafobia, que hacen sudorar en otros planos, sentir el calor que desprenden los materiales, pero que sobre todo te obsesionan con la curiosidad, la de saber que se encuentra  detrás de ese punto de fuga que el artista parece utilizar como metáfora del túnel.







       Jugando con las luces y sombras para que centremos la atención en ese punto al fondo en el que se juntan las aristas, el artista quiere que sintamos el imposible eterno de poder alcanzarlo, pero también la incertidumbre de saber que hay más allá, la alegoría de la luz al final del túnel como símil del momento último de la vida y la cercanía de la muerte.

       Si me preguntas por escultura en Arco hablaría de formas esbeltas y  exageradas longitudes en los miembros que recuerdan a Giacometti, como las que aparecen en la obra de Helge Leiberg (Galería Michael Schultz)pero en esta ocasión con una imagen que se aleja de esa pesadez de "El hombre que camina" que parece llevar el mundo sobre sus hombros  y nos devuelve la volatilidad de las formas justo antes de comenzar una danza. No extraña la feminidad de las formas que todo lo inundan, ni la exactitud en la reproducción de los movimientos de baile, gracias a los estudios anatómicos que el autor llevaba a cabo  tras sus años de experiencia en performances de danza contemporánea. 





     Pero sin duda la atención se dirige hacia una de las esculturas, cuando esta parece quedar integrada entre las figuras femeninas de la pintura del fondo, logrando diluirse entre ellas y generando en el espectador la duda de saber si es fruto de la casualidad o si se trata de un sincretismo perfecto entre pintura y escultura en el que se  entremezclan magistralmente los rojos y negros que traen a la memoria las danzas ancestrales reflejadas en  pinturas rupestres.


ART MADRID

       Las ferias de arte son algo más que espacios expositivos dedicados a la venta. Son también continentes de cultura y celebración de Arte. O al menos eso sería lo deseable. La atmosfera de Art Madrid no deja nada que desear a este respecto, lo que sumado a la calidad de las obras, el maravilloso espacio del palacio de cristal de fondo, el equipo y la genialidad  de los artistas provocaba una cierta adicción que no dejaba que te marcharas fácilmente. Conocer más de las obras de la propia boca de los artistas, por simple iniciativa suya, lograba romper ese invisible halo que envuelve al artista y lo aleja del público, pero sin volverlo mundano. No soy coleccionista de arte, pero el ambiente debe influir, eso es definitivo, al final todos compramos emociones. Eso y obras tan maravillosas como esta de Jordi Díaz Alamá "Alegoría a un modernismo exótico" 




       Con tan solo la colocación de un objeto tan  usual como lo puede ser un bolso sobre una cama, el artista consigue introducir el tema de lo sensual en lo cotidiano, logra convertir lo ordinario en extraordinario. 
      Un simple complemento coetáneo representado magistralmente a través de rojos intensos que evocan el famoso “rojo Delacroix”, es capaz  de transportarte a otra época, a otros movimientos artísticos donde las mujeres tumbadas en divanes eran odaliscas y no mujeres independientes y actuales como parece desprenderse de la figura femenina representada. 
      El intento del artista de convertir una escena tan cotidiana y actual en una composición de exotismo sublime donde predomina la horizontalidad y la disposición de la figura femenina, hacen retroceder al exotismo del pintor romántico.
      Estas reminiscencias podemos encontrarlas en la mezcla de esa pincelada azul verdosa y suelta del fondo, consiguiendo transformar una sencilla habitación de nuestra época en un figurado paisaje exterior que se contrapone con el realismo del rostro, logrando un equilibrio perfecto entre tradición y contemporaneidad.


       La utilización de la tierra como materia creadora es lo que inspira a Marcos Tamargo a elaborar sus paisajes de duros atardeceres, en los que no sólo mezcla colores y pintura, si no materiales sacados de entre las entrañas de la misma tierra. 






     Gravillas de Asturias y Nueva York, como símbolo de esa dualidad que el autor desprende, como esa lucha de identidades entre los apegos y los anhelos, entre los orígenes y los destinos. Duplicidad que queda reflejada en esas dos orillas separadas por el mar, como antagónicos que nunca llegan a juntarse pero que presencian las misma puesta de sol, teñidas de rojos y ocres, que capturan una luz especial y que parecen gritar la lucha interna que sufre el artista entre dos mundos; el de su Asturias natal y el de NY de acogida


JUST MADE

     Su ambiente distendido y juvenil me ayudo a caminar relajadamente y disfrutar de esta feria ubicada en el corazón del madrileño barrio de Chueca. A grandísimos rasgos algo significativo que llamó mi atención y que parecían tener en común muchas de las obras, fue el ingenio, que hacían esbozar con facilidad una sonrisa. Ese tipo de genialidad que no vemos a diario, pero que resulta muy familiar dentro de nuestro humor subconsciente y que además hacen alusión al mundo virtual y lo confunden con elementos cotidianos que mezclan con sarcasmo.




     El tema recurrente del consabido “Carpe diem”, universal, atemporal y muy en boga en Occidente en los tiempos en los que vivimos, fue lo que llamó mi atención de la obra de Nuria Guell "Valor 1" en la que a través de su tatuaje ubicado en la planta del pie y que reza “El día de mañana”, nos habla de la excesiva preocupación sobre el futuro y de sus consecuencias en la pérdida real del presente.


        El hombre siempre preocupado por el día de mañana olvida disfrutar del día de hoy, cayendo en ese círculo que hace lo hace infeliz y que la artista consigue magistralmente ilustrar con su serie fotográfica.
    Con la fricción producida al caminar consigue borrar y olvidar simbólicamente ese miedo ejemplarizado en la famosa frase de “Hoy es el día que tanto temiste ayer”. Disfruta el momento, no pienses, sólo actúa.

       La selección no responde ni mucho menos a un ranking de imprescindibles, tal vez ni si quiera sean las que más me apasionaron. Son simplemente impresiones que quedan en tu retina, o discursos caprichosos que escuchas en tu cabeza para tratar de entender lo que nos quiere contar la obra y el artista. Tampoco se trata de una exposición magistral de Arte Contemporáneo, ni de verdades universales, tan sólo se trata de una visión única y personal de alguien a quien le apasiona el Arte.

       Ahora que lo he soltado todo empiezo a sentir el Síndrome de Abstinencia. Estos atracones deberían ser más a menudo, un año entero de espera siempre es demasiado para una acérrima defensora del pecado capital de la gula artística.



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