Todos
los que hemos asistido y querido estar en diez mil sitios a la vez en
la semana por excelencia del Arte en la capital española, sabrán de
que hablo. No me mal interpreten, a veces nos encanta devorar lo que
más nos gusta, aún a sabiendas que después sufriremos de
indigestión.
Lo más curioso es que al día siguiente, incluso con
la resaca por bandera, nos sigue apeteciendo volver a engullir el
producto en cuestión. Y esto es aplicable, a comida, bebida o
cualesquiera que sean nuestras debilidades. Incluso Arte.
Es de
cautos reposarlo, para poder apreciar sus matices, para saborear
aquello que más nos gustó y dar un veredicto. Si es que lo hay.
Ya
casi recuperada de mi resaca post-ferial y con el reposo de rigor
cumplido, vuelvo a tener ansia devoradora de todo aquello que
se ponga por delante y tenga regustillo a Arte o Cultura.
Dicho esto y con la digestión bien hecha, creo que hay cosas de este
paseo por el paraíso para los Amantes del Arte Contemporáneo, que
merecen ser contadas….Paseemos pues, por Art Madrid, Arco y
Just Made 5
ARCO
Emocionante
entrar al pabellón 7 de la Feria Arco. Aludo a la emoción, por no
hablar también de curiosidad e incertidumbre e incluso miedo a que
no me apasionara lo suficiente, o que por el contrario, quisiera
quedarme con todo lo que allí había y llevármelo a casa.
Dejando
a un lado por un momento todo lo referente a obras y artistas,
me sorprendieron los ríos de visitantes que inundaban el espacio, no
sólo en número sino también en diversidad. Grupos de estudiantes,
niños y ancianos, snobs, famosos, hipsters, curiosos, entendidos y
entendidillos y entre ellos coleccionistas y potenciales compradores.
No me disgusto esta curiosa amalgama de visitantes, pensando en que
el arte y la cultura deben democratizarse y que aunque muchos de los
comentarios que escuchaba en off seguían siendo: “Esto lo hace mi
sobrino de tres años”, me encantó ver como el público se
enfrentaba a ese momento crítico en que uno se plantea: ¿Que es
Arte? La pregunta en si es ya, de mucho más peso que cualquiera de
las posibles respuestas.
Caminar
por los laberintos de Arco junto a otras personas que no provienen
del mundo del Arte propiamente dicho resultó una buena experiencia
para volver a verlo todo con ojos vírgenes, para volver a
cuestionarte a través de su mirada las preguntas que tantas
veces antes habías revuelto. Pero al final ocurre. Sucede lo que
pasa cuando te enfrentas al Arte con mayúsculas, ese que emociona
dando igual de donde procedas o lo que sepas y que consiguió
emocionarnos en ocasiones ante las mismas obras. Es grandioso cuando
no importa la formación o el adiestramiento del ojo, cuando las
sensaciones simplemente flotan y pueden ser percibidas por cualquier
hombre de a pie. Es la magia del arte para todos, más difícil de
lograr incluso cuando hablamos de Arte Contemporáneo.
Y
todo eso es extrapolable a obras y artistas de cada una de las ferias
que visité.
Tras
esa primera toma de contacto, pronto puede mimetizarme entre la
multitud y disfrutar de obras como esta, que
llegan a conectar con algo cercano a la agorafobia, que hacen sudorar
en otros planos, sentir el calor que desprenden los materiales, pero
que sobre todo te obsesionan con la curiosidad, la de saber que se
encuentra detrás de ese punto de fuga que el artista parece
utilizar como metáfora del túnel.
Jugando con las luces y sombras
para que centremos la atención en ese punto al fondo en el que se
juntan las aristas, el artista quiere que sintamos el
imposible eterno de poder alcanzarlo, pero también la incertidumbre
de saber que hay más allá, la alegoría de la luz al final del
túnel como símil del momento último de la vida y la cercanía de
la muerte.
Si me preguntas por escultura en Arco hablaría de formas esbeltas y exageradas longitudes en los miembros que recuerdan a Giacometti, como las que aparecen en la obra de Helge Leiberg (Galería Michael Schultz), pero en esta ocasión con una imagen que se aleja de esa pesadez de "El hombre que camina" que parece llevar el mundo sobre sus hombros y nos devuelve la volatilidad de las formas justo antes de comenzar una danza. No extraña la feminidad de las formas que todo lo inundan, ni la exactitud en la reproducción de los movimientos de baile, gracias a los estudios anatómicos que el autor llevaba a cabo tras sus años de experiencia en performances de danza contemporánea.
Pero sin duda la atención se dirige hacia una de las
esculturas, cuando esta parece quedar integrada entre las figuras
femeninas de la pintura del fondo, logrando diluirse entre ellas y
generando en el espectador la duda de saber si es fruto de la
casualidad o si se trata de un sincretismo perfecto entre pintura y
escultura en el que se entremezclan magistralmente los rojos y negros que traen a la memoria las danzas ancestrales reflejadas en pinturas rupestres.
ART
MADRID
Las
ferias de arte son algo más que espacios expositivos dedicados a la
venta. Son también continentes de cultura y celebración de Arte. O
al menos eso sería lo deseable. La atmosfera de Art Madrid no deja
nada que desear a este respecto, lo que sumado a la calidad de las
obras, el maravilloso espacio del palacio de cristal de fondo, el
equipo y la genialidad de los artistas provocaba una cierta
adicción que no dejaba que te marcharas fácilmente. Conocer más de
las obras de la propia boca de los artistas, por simple iniciativa
suya, lograba romper ese invisible halo que envuelve al artista y lo
aleja del público, pero sin volverlo mundano. No soy coleccionista
de arte, pero el ambiente debe influir, eso es definitivo, al final
todos compramos emociones. Eso y obras tan maravillosas como esta de Jordi Díaz Alamá "Alegoría a un modernismo exótico"
Con
tan solo la colocación de un objeto tan usual como lo puede
ser un bolso sobre una cama, el artista consigue introducir el tema
de lo sensual en lo cotidiano, logra convertir lo ordinario en
extraordinario.
Un simple complemento coetáneo representado
magistralmente a través de rojos intensos que evocan el famoso “rojo
Delacroix”, es capaz de transportarte a otra época, a otros
movimientos artísticos donde las mujeres tumbadas en divanes eran
odaliscas y no mujeres independientes y actuales como parece
desprenderse de la figura femenina representada.
El intento del
artista de convertir una escena tan cotidiana y actual en una
composición de exotismo sublime donde predomina la horizontalidad y
la disposición de la figura femenina, hacen retroceder al exotismo
del pintor romántico.
Estas reminiscencias podemos
encontrarlas en la mezcla de esa pincelada azul verdosa y suelta del
fondo, consiguiendo transformar una sencilla habitación de nuestra
época en un figurado paisaje exterior que se contrapone con el
realismo del rostro, logrando un equilibrio perfecto entre tradición
y contemporaneidad.
La
utilización de la tierra como materia creadora es lo que inspira a
Marcos Tamargo a elaborar sus paisajes de duros atardeceres, en los
que no sólo mezcla colores y pintura, si no materiales sacados de
entre las entrañas de la misma tierra.
Gravillas de Asturias y Nueva
York, como símbolo de esa dualidad que el autor desprende, como esa
lucha de identidades entre los apegos y los anhelos, entre los
orígenes y los destinos. Duplicidad que queda reflejada en esas dos
orillas separadas por el mar, como antagónicos que nunca llegan a
juntarse pero que presencian las misma puesta de sol, teñidas de rojos y ocres, que capturan una luz especial y que parecen
gritar la lucha interna que sufre el artista entre dos mundos; el de su
Asturias natal y el de NY de acogida
JUST
MADE
Su
ambiente distendido y juvenil me ayudo a caminar relajadamente y
disfrutar de esta feria ubicada en el corazón del madrileño barrio
de Chueca. A grandísimos rasgos algo significativo que llamó mi
atención y que parecían tener en común muchas de las obras, fue el ingenio, que hacían esbozar con facilidad una sonrisa. Ese
tipo de genialidad que no vemos a diario, pero que resulta muy
familiar dentro de nuestro humor subconsciente y que además hacen alusión al mundo virtual y lo confunden con elementos cotidianos que mezclan con sarcasmo.
El
tema recurrente del consabido “Carpe diem”, universal, atemporal y muy en boga en Occidente en los
tiempos en los que vivimos, fue lo que llamó mi atención de la obra de Nuria Guell "Valor 1" en la que a
través de su tatuaje ubicado en la planta del pie y que reza “El
día de mañana”, nos habla de la excesiva preocupación sobre el
futuro y de sus consecuencias en la pérdida real del presente.
El hombre
siempre preocupado por el día de mañana olvida disfrutar del día
de hoy, cayendo en ese círculo que hace lo hace infeliz y que la
artista consigue magistralmente ilustrar con su serie fotográfica.
Con
la fricción producida al caminar consigue borrar y olvidar
simbólicamente ese miedo ejemplarizado en la famosa frase de “Hoy
es el día que tanto temiste ayer”. Disfruta el momento, no
pienses, sólo actúa.
La
selección no responde ni mucho menos a un ranking de
imprescindibles, tal vez ni si quiera sean las que más me
apasionaron. Son simplemente impresiones que quedan en tu retina, o
discursos caprichosos que escuchas en tu cabeza para tratar de
entender lo que nos quiere contar la obra y el artista. Tampoco se
trata de una exposición magistral de Arte Contemporáneo, ni de
verdades universales, tan sólo se trata de una visión única y
personal de alguien a quien le apasiona el Arte.
Ahora
que lo he soltado todo empiezo a sentir el Síndrome de Abstinencia.
Estos atracones deberían ser más a menudo, un año entero de espera
siempre es demasiado para una acérrima defensora del pecado capital
de la gula artística.
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