Si fuese una entrevista para un famoso
magazine de moda, comenzaría diciendo que esperé el encuentro con Marcos
Tamargo sentada en la butaca de un bohemio café de Madrid y que él llegó tarde.
Diría que vino con el humo de un cigarro a medias y su omnipresente gorra y que
le sorprendí llamándole desde el interior al verle pasar por la ventana. Añadiría
además que al sentarse cruzo sus piernas y me pidió disculpas por las pequeñas
gotas de pintura que llevaba adheridas al pantalón, propias de los gajes del
oficio del artista
Diría esto si fuera una entrevista para la
Vogue. Pero no lo es, como tampoco podría empezar disparando preguntas como si
se tratase de una entrevista al uso.
Tal vez suene atípico y hasta pretencioso, pero lo que tenía voluntad de ser una entrevista acabo convirtiéndose en una enriquecedora conversación entre dos personas, ambos amantes del arte, eso sí. Creador y observadora curiosa, donde las respuestas fluían más libremente, permitiendo crear una atmosfera más propia para hablar del arte con alma y que me ayudó a conocer mejor el porqué de su obra, y esa relación lienzo-artista, que es en si el objetivo de este post.
Tal vez suene atípico y hasta pretencioso, pero lo que tenía voluntad de ser una entrevista acabo convirtiéndose en una enriquecedora conversación entre dos personas, ambos amantes del arte, eso sí. Creador y observadora curiosa, donde las respuestas fluían más libremente, permitiendo crear una atmosfera más propia para hablar del arte con alma y que me ayudó a conocer mejor el porqué de su obra, y esa relación lienzo-artista, que es en si el objetivo de este post.
Marcos Tamargo
es bien conocido por sus famosos retratos de los galardonados en los Premios Príncipe
de Asturias (entre otras tantas cosas), pero fueron cuadros como “Hierro y
Carbón” los que llamaron mi atención en Art Madrid.
A este artista asturiano, afincado en Nueva
York y con miras a instalarse en Kenia, le interesa saber que piensa el
espectador de su obra. “Mis lienzos son obras inacabadas, por eso me gusta que
el público primero observe mis cuadros, saque sus propias conclusiones y más
tarde poder añadirles información con lo que yo quise expresar, ayudarles a
terminar el cuadro”, me explica, mientras cita a la vez a Sorolla (“Yo
pinto los cuadros y los demás me los explican”)
Fue precisamente esa actitud de cercanía
con el público la que me permitió conocerle en Art Madrid, donde
resultó uno de los grandes triunfadores de la feria y que llevó a interesarme
en profundidad por su trabajo.
Tras una apasionante
charla inicial sobre vida y arte, conseguimos centrarnos finalmente y empezar
así la ya más típica tanda de preguntas y respuestas:
- Gracias a tu presencia en Art Madrid Feria pudimos contemplar obras pertenecientes a tu serie dedicada a la exposición “Aerial Views”. Es ahí donde plasmas las experiencias personales de tus viajes y en donde incorporas materiales orgánicos del sitio al que llegas y del sitio desde el que partes, trasladando al espectador texturas y sensaciones. ¿Intentas con ello que el público pueda recrear esos paisajes como algo casi vivo a través de tu pintura?
Lo que en realidad me interesa al plasmar la materia es borrar la idea de que la pintura tiene que ser plana y darle bidimensionalidad a la obra. Además utilizo estos materiales para situarme yo y para que el espectador pueda hacer lo mismo.
Esta materia reflejada en mis obras en
muchos casos proviene de Asturias, del origen, desde donde parten la mayoría de
mis viajes.
En el caso de “Aerial Views” estos materiales provienen de la casa donde nacieron
mis abuelos y bisabuelos, añadiendo a la obra algo único y personal. Creo que
el pintor, el creador, busca que su pintura sea totalmente particular y es una
manera de decirle al espectador que eso es lo que nos diferencia y nos hace exclusivos.
- El hecho de que incorpores en tus obras estos materiales orgánicos de los lugares a donde te diriges y de los que partes al mismo tiempo, ¿Intentan reflejar una lucha de identidades entre el apego a tu tierra y el anhelo de conocer nuevos mundos? ¿Sientes la necesidad de plasmar esa dualidad?
No es precisamente una lucha, pero si que
suele ocurrirme que cuando me encuentro en Asturias quiero estar en Nueva York
y si estoy en Nueva York me gustaría estar en Asturias.
A veces voy conduciendo y pienso que me encantaría
ser omnipresente para poder estar en Kenia, Nueva York y Asturias a la vez,
porque no me gusta perderme nada de lo que pasa en ningún sitio, pero si que
siento esa sensación de anhelo, de conocer otros lugares, de ser una esponja
para absorberlo todo, pues cuanto más viva, cuanto más experimente, más tendré
que decir con mi obra y como artista.
- En una de tus obras “Tiempo de
volver”, podemos ver hojas secas que parecen aludir a el otoño,
a la melancolía o la nostalgia. ¿Sientes
“morriña” de tu tierra? ¿De qué manera puede llegar a influir este concepto en
tus obras?
Este carácter errante me hace sentir morriña de todos lados, incluso si hago una escapada de fin de de semana acabo yéndome con la sensación de que quiero volver. Rara es la vez que visito un lugar y no siento ese deseo de retorno, por lo tanto esa sensación puede estar bastante presente en mi obra
- El desarrollar tu carrera fuera de España me hace preguntarme si te has sentido en alguna ocasión más valorado en el exterior o te has encontrado con la dificultad que supone ser profeta en tu tierra.
Yo tuve que salir primero para que se me
valorara en España y me entristeció en su momento pero tampoco de forma dramática
porque con el tiempo y trabajo aprendes a saber que poco a poco
todo va saliendo bien y que el exterior también te enriquece.
Es difícil ser profeta en el lugar del que
procedes, pero en la actualidad tanto en mi tierra como en los sitios que
visito o la gente que encuentro me tratan bien, me conocen y es palpable el cariño
y respeto que tienen hacia mi obra.
- Buena parte de tus pinturas se encuentran insertas en la naturaleza, centrándose en los paisajes y en la luz de atardeceres o amaneceres. Por el contrario los paisajes urbanos o la representación de ciudades parecen ser un tema más escaso en tu obra y cuando aparecen lo hacen a lo lejos, como si el espectador fuera un voyeur escondido entre la naturaleza, que observa el horizonte urbano como algo lejano e inalcanzable. ¿Te inspira más la soledad de la naturaleza o por el contrario piensas que la ciudad también puede llegar a ser un buen referente para crear?
Es exactamente así como lo explicas. Hasta ahora mismo y desde hace como 8 meses que empecé la nueva serie, es la primera vez en que decido bajar el plano y me meto más dentro del lugar, para verlo todo más cercano. Por eso en mis creaciones la parte baja es donde más pesa la obra llevando más materia orgánica, abandonando así el plano aéreo de mis anteriores creaciones que añadían sensación de lejanía y que ahora por el contario aportan más conexión con la gente.
En cuanto a mis
influencias, el hecho de vivir en el Norte de España, después en el Norte
de Inglaterra o el de Estados Unidos, ha provocado que se conviertan en fuente
de inspiración para mí.
Se trata de zonas muy industrializadas,
con gran presencia de puertos y que han tenido que ver mucho en mi obra. De
hecho hace unos años realice una serie donde se plasmaban los tres lugares
donde había vivido, estableciendo semejanzas y similitud entre los puertos de
estas ciudades. Aunque parezca increíble Nueva York es muy parecido a Asturias
una vez que sales de Manhattan, con montañas verdes cubiertas de nieve como las
de mi tierra.
- Algunas de tus obras están basadas
en la música, como tu serie de litografías inspiradas en 4 óperas de Puccini. Incluso he
encontrado un guiño a la literatura universal, como es la aparición del Quijote en algunos de tus cuadros. El
blog para el que escribo se llama la Musa
del Arte. ¿Cuáles son tus musas? ¿Qué es en lo que te inspiras o que te
inspira a la hora de crear?
La verdad es que la musa entendida como mujer, como modelo, es algo que se me escapa, que nunca he experimentado. En alguna ocasión dije “La pintura es la única fémina que no me ha sido infiel” y fue publicado. Parece ser entonces que mi musa es la misma pintura, en la que siempre puedo refugiarme.
Es curioso,
porque en Nueva York hice retratos a muchísimas personas, a gente de todo
tipo; jóvenes, mayores, niños...pero lo tacho de curioso porque justo el tiempo
en que tuve pareja y por tanto en el que podría haber encontrado a mi musa, fue
el único periodo en que no pinté y no lo hice durante cerca de dos años. La
musa con mayúsculas no la encontré, aunque supongo que debería haber sido al revés…
Dejando a un lado la musa entendida como modelo o encarnada en la figura femenina, esa inspiración que buscamos los creadores la encuentro categóricamente en todo. Todo me influye. Creo que hay que absorber el máximo de cada lugar en el que estemos, absorber la belleza, aunque no sea la establecida, porque ésta se encuentra en todo y en todos.
Si he de decir, que cuando encuentro un paisaje
o una vista por la cúal puedo sentirme inspirado, la veo a través de la gente
que hay en ese lugar. A través de los ojos de las personas que conoces en cada
lugar, puedes ver y cambiar la forma de ver el paisaje
- Tus “Cuadros temporales” en donde utilizas la técnica de la luz negra evolucionada y que denominas “Move Art”, permiten que un mismo lienzo contengan dos obras de arte a la vez. ¿Tratas con ello de experimentar técnicas alrededor de tu trabajo o por el contrario te preocupa o interesa mostrar que todo tiene un trasfondo o una cara oculta?
Pienso que los pintores y creadores estamos obligados a investigar y que el arte debe avanzar y estar en continuo movimiento y eso es precisamente lo que trato de hacer al investigar la luz negra.
Goya o Velázquez hablaban de que “Parecía
haber un movimiento real de la pintura” y es ese movimiento real el que
estoy investigando para lograr por primera vez que se mueva una imagen pictórica
dentro de un cuadro, buscando el movimiento continuo de la imagen.
No busco por lo tanto mostrar una dualidad
de trasfondos y dobles verdades con la luz negra, si no investigar sobre una técnica,
aunque he de decir que todos mis cuadros llevan debajo escritos que nunca se verán,
así que supongo que en el fondo si que hay cosas ocultas en mi pintura.
- Viajarás en breve a Kenia o¿Cuáles son
tus objetivos allí? ¿Qué esperas encontrar?
África es para mí una
espinita que tengo clavada desde que era niño, cuando mi tía prometió llevarme
a un Safari. Es un destino que se me ha ido resistiendo con el tiempo hasta que
por fin me he decido a dar el salto.
Mi pintura está cargada
de marrones, ocres, negros y rojos y espero añadir nuevos colores a mi paleta y
encontrar nuevos temas e inspiración, pero sobre todo espero que pueda ser un
punto de inflexión en mi carrera.
- ¿Manías o supersticiones a la hora de crear?
Como pintor tengo muchas.
Una de las más curiosas es que no puedo trabajar llevando ropa limpia, tengo
que hacerlo con ropa ya usada, llena de color y pintura, si no, soy incapaz de
crear.
Así concluyó la entrevista a Marcos Tamargo, formalmente hablando, pero no mi curiosidad por saber más sobre un artista en proceso de reinvención continuo y al que no hay que perderle la pista....
Así concluyó la entrevista a Marcos Tamargo, formalmente hablando, pero no mi curiosidad por saber más sobre un artista en proceso de reinvención continuo y al que no hay que perderle la pista....
Tierra. 60 cm x 90 cm. Técnica mixta sobre lienzo |
Aerial Views |
Lago en llamas 120cm X 150cm Técnica mixta sobre tabla |
Más información
Genial como siempre , así es Marcos Tamargo.La entrevista se cierra con un error en el nombre, pone Carlos.
ResponderEliminarGracias por el aporte. Quedó solucionado! Un saludo.
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