Oporto, una ciudad de luz, de
decadencia majestuosa, que en su intento de no aparentar lo que no se es, se
convierte en muñeca rusa que esconde
dentro de sí otras dos joyas: La Fundación Serralves y la exposición “Como
(…..) cosas que no existen”.
En activo desde el 2 de octubre y apunto
de clausurarse el día 17 de enero, la muestra resultante de la selección de los
trabajos de la 31 Bienal de Arte de Sao Paolo, que cruzó el atlántico para caer
en la ciudad lusa, merece una reseña y sobre todo una visita.
Vista panorámica de la Fundación Serralves. |
La exposición, que incluye el trabajo
de veintiocho artistas o colectivos que fueron expuestos con anterioridad en la
Bienal de 2014, adquieren en Portugal un curioso significado al cambiar de contexto.
Dejar atrás Brasil supone también alejar los problemas acaecidos en América Latina,
enfrentarse a la mirada europea y su ombliguismo, que al tiempo enfría y
emborrona lo que los artistas denuncian en los trabajos seleccionados.
“Como (….) de cosas que no existen”, el
controvertido enunciado que intenta hilar la exposición ya fue muy criticado
durante el desarrollo de la Bienal, al ofrecer múltiples lagunas e
incoherencias en el discurso, que pusieron al descubierto a sus comisarios.
Pero también es cierto que se convirtió
de esta manera en una metáfora del arte contemporáneo, dándole sentido a esos puntos
suspensivos del enunciado, que son todo y nada a la vez.
Por ello el lema, tanto de la Bienal de Sao Paolo como de la
exposición, es dar voz a aquello que no existe, que
se calla, que se esconde, que se evita.
Por ello uno de los
objetivos de la exposición es abordar la noción de conflicto a través de
proyectos que tienen en su centro relaciones no resueltas, entre grupos, entre
diferentes versiones de la historia o entre ideas incompatibles.
Detalle de "Como (....) cosas que no existen. Foto: Pedro Crespo. |
Ese espacio lleno de puntos suspensivos
en el enunciado se convierte así en un juego de la propia exposición, al poder ser
rellenado con múltiples significados, convirtiendo al espectador al mismo
tiempo en creador, al poder dotar de diferentes sentidos a la muestra. (Por
ejemplo: Como ver cosas que no existen, como sentir cosas que no existen, como
reflexionar cosas que no existen…).
Las opciones son infinitas y con ellas
cambian el sentido de las obras y el dialogo que se establece entre ellas. Tal
vez demasiado enrevesado para el espectador, pero si eres capaz de entrar en el
juego, no querrás salir de ahí.
Las “cosas que no existen” son los
valores que el sistema nos impone o nos esconde. La exposición se pregunta cómo
pensamos y sentimos fuera de los límites del sistema, como sería el sistema si
nos dejaran completarlo, justo como hacemos con esos puntos suspensivos del
título de la exposición.
Nos crean fronteras artificiales, divisiones
de países, continentes, razas, religiones y culturas, y aquí es donde entra en
juego el trabajo de Qiu Zhijie con“Mapas”.
Instalación "Mapas" de Qiu Zhijie. Foto: Pedro Crespo. |
Enfrentarse a un inmenso mural donde numerosos mapas señalan un mundo imaginario
y nuevo, hace crecer la sensación de que las fronteras que el ser humano ha
configurado ya no sirven. Hace reflexionar sobre la necesidad de establecer un
nuevo orden que estructure el planeta en post de otras coordenadas más humanas,
que tienen que ver más con las necesidades sociales, afectivas y de derribo de
ideas preconcebidas, tanto religiosas como políticas.
Detalle de algunas de las geografías creadas para "Mapas". Foto: Pedro Crespo. |
El mural de Qiu Zhijie es aún más
impresionante si cabe, al realizarse en tan sólo tres días, sobre papel de
arroz semitransparente y tinta y con las
técnicas de mapeo de la tradición china.
Estos mapas señalan lugares imaginarios,
configurando países y ciudades cuyos nombres giran en torno a temáticas como la
política, el amor, la religión o los estados emocionales, creándose así una
especie de topografía inventada de la vida contemporánea.
Detalle de "Mapas" de Zhijie. Foto: Pedro Crespo. |
En el centro de la enorme habitación y
rodeada por los murales de Qiu Zhijie, flotaba un árbol suspendido sobre un
esfera roja, que se cierra con una suerte de bancos de madera que se disponen
en círculo rodeando la obra. Inevitable
recordar aquel pasaje celebre del Principito,
donde un baobab, el árbol probamente más antiguo de la tierra, crece sin
límites hasta llenar todo un planeta.
"Mujawara". Grupo Contrafilé. |
La instalación denominada “Mujawara” perteneciente al Grupo Contrafilé
(Compuesto por el brasileño Sandi Hilal, el palestino Beit Sahour, y el italino
Alessandro Petti), está inspirada por un lado en la historia colectiva de las
comunidades marginadas de Brasil y por otro en la noción árabe de barrio
(Mujawara en árabe). Para la Bienal, se creó a propósito un nuevo mujawara al sur de la bahía, donde se
encontraban refugiados palestinos,
investigadores, artistas, indígenas y miembros del Movimiento de los Sin
Tierra (MST). Estas reuniones tenían lugar bajo la sombra de los árboles.
A
posteriori, los artistas convirtieron el
árbol y el banco en símbolo de estas asambleas como metáfora del encuentro y
entendimiento entre diferentes comunidades y convirtiendo al mismo tiempo al
arte en el vehículo que las amalgama todas ellas.
Bancos de madera y libros pertenecientes a la instalación "Majawara". |
La propia instalación viene acompañada
de libros amarrados a los bancos que rodean la esfera roja y al árbol, para
poder compartir conocimientos con el de al lado, para contar historias al pie
del baobab. La utilización del Baobab en
este trabajo encierra un gran simbolismo, ya que esta especie fue traída a
Brasil por los esclavos africanos, es testigo de los tiempos antiguos y
guardián de los cuentos.
El baobab de la muestra fue plantado para la
Bienal de San Paolo y dejado crecer hasta la exposición en la Fundación
Serralves, donde puede observarse su evolución, también como metáfora de que la
mujawara sigue viva.
Definitivamente la obra busca instaurar un diálogo sobre la tierra y el
exilio, y promueve compartir experiencias comunes.
La gran dimensión de las obras seguía
siendo la tónica predominante, cuando me tope de bruces con los rostros
gigantes de Eder Oliveira (1983),
que habían formado parte de una serie de siete retratos que fueron expuestos en
la Bienal, y que además y originariamente, habían nacido en las calles
brasileñas.
Los rostros pertenecían a
hombres involucrados en crímenes que aparecían en la prensa sensacionalista, en
su mayoría mestizos con rasgos negros e indígenas. Aunque no se indica en
la obra que estos retratados sean delincuentes, la manera en que encaran la
cámara y el formato de las fotografías de la prensa amarillista, (de donde Eder
extra el material de su obra) nos hablan de su condición.
Lo realmente interesante del trabajo es
la paradoja que se establece entre sus dimensiones heroicas y su anonimato, en
un trabajo en donde la protesta social contra la discriminación de estos seres
excluidos, es la tónica predominante.
Lo que también es
cierto es que estas imágenes pierden parte de su
fuerza cuando son sacadas de su contexto original y son transpuestas en la
Bienal y en el Serralves. Porque el hecho es que ciertas obras de arte están
íntimamente relacionados con el espacio donde están, como es el caso del arte
urbano.
La video-instalación también toma un
papel preponderante en la exposición, donde me atropo de principio a fin la
trama de “Infierno” del israelí Yael
Bartana, en una crítica brutal al derroche
y la ceguera que son capaces de producir las religiones.
En el vídeo se narra la hipotética destrucción,
por una especie de cataclismo, de la réplica del Templo de Salomón, que se
construyó en San Paolo, al igual que ocurrió con el templo original. El templo
de Salomón en la ciudad brasileña fue construido por la Iglesia Universal del Reino de Dios e inaugurado
en Sao Paolo 2014.
Tras el cataclismo que aparece en el
video, solo queda en pie un muro, como ocurriría con el famoso muro de las
lamentaciones en Jerusalén, el único resto que queda del original templo de
Salomón.
A pesar de la destrucción, los restos
que quedan tras el cataclismo se convierte en una especie de atracción
turística, como si el Muro de las Lamentaciones fuese una
atracción más, un escenario frívolo para la fotografía de viajes y la venta de
souvenirs.
Reproducción del video "Inferno" de Yael Bartana: Foto: Pedro Crespo. |
La obra es una reprobación al
despilfarro que supuso su construcción, donde los materiales fueron importados
desde Israel, y que costó millones de dólares, generando gran controversia e
indignación. Una oda a la manipulación religiosa
con fines comerciales que es denunciado a través del video arte.
Configurada por el colectivo Etcétera, la obra “Errar de Dios”
es una instalación creada a partir del libro Palabras ajenas, de León Ferrari (1920-‐2012), un collage de
textos en donde el artista argentino mezclaba fragmentos tomados de medios de
comunicación y la Biblia. Tras trabajar con Ferrari durante quince años, el
colectivo creó una instalación para la Bienal en forma de escalinata redonda con teléfonos, en donde se
escuchan conversaciones del Papa, Monsanto, Dios o el grupo de inversiones
Goldman Sachs, entre otros, para después solicitar al visitante grabar su
propio mensaje.
Instalación "Errar de dios", del Grupo Etcétera. |
Una atmosfera un tanto
angustiosa, donde el rojo de la instalación del Serralves se mezcla con imágenes
del Bosco y una suerte de teléfonos. Estos teléfonos que suenan sin parar hacen
alusión a la Bolsa, como metáfora del nuevo dios de la sociedad contemporánea;
el capitalismo.
Para completar la
escena, es reseñable la petición para
abolir el infierno, que ya inicio León Ferrari y que es recomendable leer.
Este ambiente
contrasta con el de gran equilibrio y belleza de Historias
de Aprendizaje, de la artista chilena
Voluspa Jarpa, que enmascara tras la hermosa instalación, una serie de archivos desclasificados (pero aun así
censurados) que remiten a la historia de Chile, Brasil y Estados Unidos.
"Historias de aprendizaje" de Voluspa Jarpa. Foto: Pedro Crespo. |
En definitiva una
oportunidad de observar el mundo desde la problemática y óptica latinoamericana
y donde el arte sirve para analizar diferentes maneras de resolver
conflictos. Muchos de los proyectos
tienen en su base relaciones y enfrentamientos sin resolver: Entre los
diferentes grupos, entre las versiones contradictorias de la misma historia, o
entre los ideales incompatibles. Las dinámicas generadas por estos conflictos
apuntan a la necesidad de pensar y actuar de manera colectiva, una manera más
potente y enriquecedora que la lógica individualista y en donde “Como (….)
cosas que no existen”, pueda ser el vehículo conductor.
*Agradecimiento al autor de las fotografías, Pedro Crespo.
Gracias a ti, las fotos ilustran un artículo tan enorme como ese viaje!!
ResponderEliminarLa siguiente reseña de exposición será sobre Cophenague, ilustrado con tus maravillosas fotos ;)
ResponderEliminarBuenos días a todos y muchas gracias por compartir tanto sobre arte. Para los que estamos dando los primeros pasos, este tipo de recursos nos ayuda mucho a aprender y mejorar. Les comento que hace un tiempo hice un curso y empecé a producir mis propios diseños. Estaría bárbaro que nos recomienden también otros sitios en donde salir a vender el diseño que producimos. Gracias y saludos desde Temperley, Buenos Aires!
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